Paseamos deambulantes las empedradas calles. Rompiendose el silencio por el murmullo de la gente en las terrazas y, el eco de tus pasos en las callejuelas vacías, rebota en las paredes de los viejos edificios , sabiendolo acallar con tus sonrisas.
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Es tu belleza el reflejo de las tenues luces, que haciendo pose en ti, tu alumbrabas la calle, al igual que iluminabas mis pasos.
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Das vida al reposo de la noche, a los astros contemplativos del mundo. Al firmamento en el que te perdí en un momento confundiéndote con las miles de estrellas que dibujaban el lienzo de la noche.
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Brillan tus ojos, fieles a tu alma llena de vida, a un vacío que no comprendes y sin embargo le sonríes.
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Es la esencia de tu vida, la que a tu paso despierta las flores dormidas, abriendo sus capullos al rocío de la noche, inclinandose con sus pétalos abiertos, esparcen su aroma,presentando así su
cortesia y las calles huelen a ti.
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Rindes el sueño al banco de madera,... yo lo abrigo... Entendiendo que en la noche la luz también esta viva